- Actualmente más de 2.000 millones de hectáreas de tierras, anteriormente productivas, se encuentran degradadas.
- Se estima que para el año 2030, la producción de alimentos requerirá otros 300 millones de hectáreas de tierra.
- Se ha transformado el uso de más del 70% de los ecosistemas naturales. En 2050, la cifra podría alcanzar el 90%.
La desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, en otras palabras, se refiere a la transformación de un terreno fértil en desierto, como resultado de diversos factores incluso variaciones climáticas y actividades humanas no sustentables. La degradación de las tierras implica la reducción o perdida de la productividad y la biodiversidad y se produce por la combinación de procesos que ocurren en el ambiente como las practicas agrícolas no sustentables, que gracias a sus procesos inadecuados con el tiempo eliminan los nutrientes del suelo, afectan los ciclos del carbono y nitrógeno, se saliniza, se compacta o sella la superficie propiciando la acumulación de sustancias tóxicas.
El proceso de desertificación afecta en gran medida la seguridad alimentaria y la biodiversidad, por ello es de vital importancia tomar conciencia y acción para prevenir consecuencias como estas, así pues, la Organización de las Naciones Unidas ha escogido el 17 de junio como el Dia mundial de la lucha contra la desertificación y la sequía una oportunidad para prevenir la degradación de la tierra e involucrar la cooperación de las naciones en todos los niveles.
Este año, la llegada del COVID-19 ha dejado en descubierto la dificultad de enfrentar las necesidades básicas en algunos lugares. Las comunidades han sufrido bloqueos y se han visto afectadas por las interrupciones en la cadena de suministro de alimentos y recursos básicos, lo que nos lleva a preguntarnos por el uso de la tierra en estos lugares y cuáles son sus actividades productivas, el desarrollo no sostenible convierte a la desertificación en un problema socioeconómico y ambiental que requiere especial atención y toma de medidas urgentes.
La Organización de las Naciones Unidas centra sus esfuerzos este año en cambiar las actitudes públicas hacia la principal causa de esta problemática: producción y consumo de alimentos para la humanidad. El crecimiento de la población urbana, el aumento de ingresos y el crecimiento demográfico aumentan la demanda y presión sobre la tierra para la producción de alimentos, forrajes y fibras textiles, mientras tanto la salud y la productividad de la tierra cultivable existente está disminuyendo, algo que definitivamente se está intensificando con el cambio climático.
Un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra. La producción de ropa y calzado ocasiona el 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, una cifra que, según las previsiones, ascenderá al 50% para 2030 (Organización de la Naciones Unidas, 2020). Con el paso del tiempo aumenta la perdida de biomasa y la productividad de la tierra perturbando las transformaciones biogeoquímicas mundiales y propiciando la desertificación.
Con el fin de aportar y ser parte del cambio para nosotros y futuras generaciones, es necesario empezar a cambiar nuestra mentalidad y concepción del entorno con acciones de sensibilización y acercamiento a la comunidad, que les permitan dimensionar el impacto de nuestros hábitos y como podemos cambiarlo. Con este objetivo, la Corporación Ambiental Empresarial – CAEM durante sus años de trabajo con el sector empresarial y la comunidad se ha preocupado por apoyar los cambios de procesos y hábitos que permitan un crecimiento sostenible y promuevan el cuidado de nuestro hábitat.
Desde el año 1996 con el apoyo de la Empresa de Energía de Bogotá, la CAEM lanza el programa Hojas Verdes que a lo largo de su historia se ha encargado de restaurar territorios de vital importancia ecosistémica. Uno de ellos es el Parque Ecológico La Poma, ubicado en el municipio de Soacha, allí empezó un proceso de restauración y recuperación de 140 hectáreas anteriormente dedicadas a la agricultura y ganadería. Inicialmente se evidenció e la compactación del suelo y su tendencia a la sequía tras varios años de explotación; en este caso la deforestación es la clave de la lucha contra la desertificación pues son los árboles, bosques y la interacciones con el ecosistema, los que promueven beneficios de regeneración de tierras como la generación de procesos biológicos y biogeoquímicos en el suelo mediante procesos naturales, aumento de capacidad de retención hídrica en el suelo, reduciendo la evaporación, controlando los flujos de agua, aumentando la degradación de materia orgánica , reduciendo la temperatura y manteniendo la humedad.
¿Qué puedes hacer para contribuir con la preservación del suelo?
El programa Hojas Verdes tiene a disposición de toda la comunidad el bono de conservación. Este bono te permite apoyar la recuperación de ecosistemas y la conservación de nuestros corredores ambientales. Con este aporte nos ayudas a seguir conservando las zonas ya restauradas y garantizar la viabilidad de los proyectos de siembra que en un futuro serán bosques de gran importancia para los territorios. También puedes apoyar la siembra a través de nuestras otras modalidades de bonos: aliento e historias de vida.
¿Cómo puedo acceder a uno?
Adquisición en línea: https://www.caem.org.co/old/regalahojasverdes/
→ Clic en “Hojas Verdes en Línea”
→ Clic en “Regala Hojas Verdes”
→ Escoge la opción que desees
→ Ingresa los datos y realiza tu pago
→ El bono te llegará de forma digital a tu correo electrónico
Referencias Organización de la Naciones Unidas. (2020). Cuando la Tierra nos pide ayuda. Obtenido de https://www.un.org/es/observances/desertification-day