La industria del cuero le está apostando a la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente: conozca el caso de Italcur

  • La implementación de nuevos equipos, tecnologías limpias y buenas prácticas operativas le puede permitir a las industrias reducir de forma significativa su impacto medio ambiental sobre el río Bogotá y reutilizar entre el 70 al 80% del agua. 

Bogotá, agosto de 2019.

La industria del cuero en Colombia nace en Villapinzón y es una tradición de la cual dependen cientos de miles de familias en el país. Si bien este sector ha utilizado prácticas y técnicas para curtir que han estado ligadas a la informalidad y a la falta de conocimiento sobre el impacto ambiental que genera la producción del cuero, hoy una parte importante de las industrias más tradicionales están trabajando para reducir su impacto ambiental y hacer cumplir el fallo emitido por el Concejo de Estado en el 2014. Según datos de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, cerca de 30 unidades productivas cumplen con todos los estándares ambientales en la región.

Actualmente, según datos de la Gobernación de Cundinamarca, en el municipio de Villapinzón existe 74 pequeñas y medianas empresas que desempeñan este oficio artesanal. Su aporte a la economía es importante ya que el sector es uno de los más representativos de la industria colombiana, teniendo, de acuerdo con el DANE, una participación del 0.27% en el PIB Nacional y del 2.17% en el PIB Manufacturero.

La historia de las curtiembres en Colombia nace desde la época de la colonia. Las prácticas curtidoras europeas llegaron al país de la mano de marroquíes y españoles que vieron en la cuenca alta del rio Bogotá un territorio idóneo para la producción de cuero. El uso de la cal viva, encenillo, cuchillas con filo en reversa fueron instrumentos e insumos utilizados para preparar cueros que con el tiempo se convertirían en utensilios y calzado de los colonos.

De acuerdo con Edgar Gil, presidente de la Federación Nacional Del Cuero del Rio Bogotá, Fenalcuero, y subgerente de Italcur, “las prácticas de curtido han sido una herencia que ha pasado de generación en generación y que hoy posicionan a Villapinzón como la cuna del cuero en Colombia. Desde la llegada del primer bombo curtidor o reactor químico al municipio por parte de José Barrero, hoy el 50% de la economía depende de esta actividad y cerca del 60% de las familias subsisten por este sector, del cual nace la materia prima no solo para el calzado y la marroquinería, sino también para la industria farmacéutica, alimentaria, el biodiesel, jabones, aceite, entre otros”.

Actualmente, la industria del cuero está atravesando por una crisis económica debido a tres factores: 1) el aumento de la comercialización de productos chinos en Colombia parecidos al cuero o con funciones semejantes; 2) la guerra económica entre Estados Unidos y China que ha generado una desaceleración en la industria del país oriental, lo que ha conllevado a una reducción en la demanda de cuero colombiano hacia este país; y 3) la sobreproducción del cuero, debido al aumento acelerado de las exportaciones de actores clave en Latinoamérica como Brasil.

“Este país, el cual es el mayor exportador de cuero en América Latina, por casi dos años tuvo un grave problema de fiebre aftosa, lo que generó que en este periodo de tiempo no produjeran cuero. Sin embargo, después de que el país obtuvo la autorización sanitaria para reactivar su producción, las industrias brasileras empezaron a producir sobre manera y por supuesto esto empezó a afectar a las empresas curtidoras de la región, entre ellas las de Colombia que, actualmente dependen en más del 70% del mercado nacional”, aseguró Edgar Gil.

Por otra parte, de acuerdo con la Asociación Colombiana de la Industria del Cuero y sus Manufacturas, ACICAM, otros problemas que presenta esta industria es el aumento del

contrabando de cuero proveniente de países como Venezuela, el cambio en tendencias de moda a nivel mundial y la competencia desleal por parte de empresas curtidoras que no están legalizadas ambientalmente. “Si bien en el transcurso del presente año, la industria del cuero ha crecido 0.9%, aún hay muchos retos que deben ser enfrentados tanto en la esfera internacional como en la nacional si la industria quiere crecer”, resaltó ACICAM.

Frente al impacto medioambiental que tiene la industria del cuero en Colombia, es bien sabido que este sector por muchos años ha sido un fuerte contaminante del rio Bogota, debido, según Edgar Gil, al crecimiento desordenado de la industria alrededor de la cuenca alta del rio, el bajo nivel de conocimiento sobre el impacto ambiental que genera los vertimientos y la producción empírica por encima de la técnica.

Asimismo, la no existencia de un parque industrial en Villapinzón y Chocontá que reúna a las compañías que por sus propios medios o capacidad económica e instalada no pueden implementar nuevas tecnologías y maquinaria ambientalmente sostenible, ha sido otra las causas que ha permitido la contaminación del recurso hídrico por parte de algunas empresas curtidoras que no cumplen con los estándares ambientales en la región.

Según Edgar, “en Santa Croce, Italia, o León Guanajuato, México, la conformación de un parque industrial entre las empresas productoras de cuero ha sido una solución de impacto para disminuir la contaminación y la informalidad, sin embargo, en nuestro país la creación de un parque que conglomere a pequeñas y medianas empresas ha sido complicado debido a  la falta de pedagogía sobre la importancia de tener una planta de tratamiento compartida; la frágil disposición de los curtidores a aceptar un proyecto de esta magnitud; y el precario apoyo estatal que le permita a la industria acceder a créditos, con una tasa de interés baja, que suplan los costos de reubicación”.

Aunque aún existen varios retos por superar, con el objetivo de disminuir el impacto ambiental sobre el rio Bogotá que tiene la industria curtidora asentada en esta zona de Cundinamarca, varias empresas han empezado actuar de la mano de la Corporación Ambiental Empresarial, CAEM, filial de la Cámara de Comercio de Bogotá, y la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, quienes renovaron un convenio de asociación con el propósito de promover acciones de reconversión con las empresas curtidoras hacia sistemas sostenibles de producción mediante el manejo integral del recurso hídrico y la aplicación de indicadores ambientales como lo es el cálculo de la huella hídrica.

De acuerdo con Diana Aguilar, coordinadora de Producción y Consumo Sostenible de la CAEM, “hoy las empresas curtidoras en Cundinamarca son más abiertas a desarrollar proyectos sostenibles. Esto se debe en gran medida al cambio generacional por el cual están atravesando las juntas directivas de estas compañías, puesto que, actualmente, los gerentes o directores ejecutivos se han educado, han tenido la oportunidad y la disposición de viajar a otros países para traer experiencias internacionales y han implementado nuevas técnicas de curtido de la mano de la CAR a través del programa Producción Más Limpia (PML), que desde el 2014 a la fecha ha formalizado ambientalmente a 28 empresas en el departamento con el objetivo de hacer cumplir el fallo del Concejo de Estado para la descontaminación del rio Bogotá”.

Un ejemplo de sostenibilidad y compromiso ambiental en la región ha sido Italcur, Colombo-Italiana de Curtidos, la cual desde hace más de 20 años viene trabajando para convertirse en un referente en legalidad y buenos procesos productivos en Colombia.

Italcur fue fundada en 1974, es la empresa curtidora que mayor empleo genera en el municipio de Villapinzón, fue una de las primeras compañías en Colombia en obtener un permiso de vertimientos y ha sido pionera en la implementación de tecnología extranjera, especialmente italiana, y el uso de nuevas técnicas curtidoras que son sostenibles ambientalmente. Adicionalmente, es una de las pocas empresas del país que, según los análisis realizados por la CAR, cumple con los estándares ambientales en casi un 99% en la purificación del agua que es vertida en el rio Bogotá.

Adicionalmente, Italcur se ha convertido en una compañía pionera en: 1) la división de procesos, cada agua residual tiene sus ductos y son tratadas individualm ente, ya que la combinación de aguas alcalinas con acidas puede generar gases tóxicos; 2) la inversión e instauración de tecnologías limpias que operativizan el proceso de producción; 3) la implementación de procesos ecológicos a través de químicos biodegradables; 4) el tratamiento ambiental de residuos peligrosos, como el Cromo, y no peligrosos para la generación de compostaje; 5) el manejo de herramientas fisicoquímicas y biológicas con humedales artificiales para la purificación de agua; y 6) el tratamiento terciario con ultrafiltraciones por osmosis inversa.

“Italcur es un ejemplo de sostenibilidad en la región y el país, es una muestra de que con esfuerzo, inversión, innovación y compromiso ambiental se puede cumplir con todos los estándares legales que la producción de cuero requiere; evitando de esta forma sanciones por parte de las autoridades ambientales, mejorando su productividad, abriendo mercados en otros países del mundo y aumentando sus exportaciones para no depender en mayor medida del mercado nacional”, concluyó Aguilar.

«
»